9.16.2007

Semana agitada, parte dos


Esta es la segunda y última parte del relato de mi primer semana real de trabajo. Mi vuelta a la APN, si es que el término tiene lugar en este ambiente. APN son las siglas de administración pública nacional, y el APN típico es Flora, el personaje de una empleda pública que hacía Gasalla, que tomaba mate y masticaba bizcochitos y gritaba "atraaaaaaaaaaass!". Bastante exagerado, aunque he visto gente así, posta. Me había quedado en el martes, con el relato de mis aventuras ordenando currículums...

Es que me tomé el trabajo en serio, me dijeron que los guardan para cuando haya falta gente, y eso es algo serio, pero sigamos cronológicamente, que si no me pierdo.

MIERCOLES

Llego de nuevo a las nueve, con más ideas para archivar los currículums, como se que los van a tener en cuenta empiezo a ponerles fecha a los nuevos para saber qué antigüedad tienen, y como ya se que solamente los licenciados en enfermería pueden ser enfermeros separo este piloncito en técnicos, auxiliares, universitarios, licenciados y otros (nunca se sabe). Los ordeno alfabéticamente y tomo nota mental para ordenarlos más adelante por edad, de mayor a menor.

Me avisan que al día siguiente voy a colaborar en la liquidación de sueldos y para variar digo que si. Es que a estas alturas, si estoy tranquila, me divierto y me pagan no me importa realmente lo que tenga que hacer.

Empiezo a separar los sindicatizados y los discapacitados por función y me piden socorro para ubicar un papel en un pilón de papeles y carpetas desordenadas, largo todo y me pongo a buscar (y ordenar), la urgencia era alguien que no cobró, y como con el sueldo de la gente no se jode vale la pena el esfuerzo, además ya estoy llena de tierra de las carpetas recicladas. Revisé el montón de papeles en unas dos horitas y el buscado no apareció.

Sigo ordenando los currículums, y cuando llego a la parte de los discapacitados no puedo evitar que me afecte, pongo el que tiene una notita que dice por favor, que lo necesita urgente arriba de todo.

Como llueve mal, almorzamos en la oficina, me caen un par de notas para archivar en la flamante carpeta de notas enviadas, arreglo que el jueves también voy a las nueve y me voy. Decido probar otro camino, en vez de tomarme el bondi en la puerta y caminar tres cuadras al llegar a casa, camino tres cuadras para tomarme el bondi que me deja en la puerta de casa.

Y antes de llegar a la parada paso por un par de negocios donde venden cosas para armadores de bijouterie, y el recuerdo de mi proyecto abandonado me asalta y no me aguanto y me compro algunas cositas, pavadas, cinco mangos, pero sigo gastando a cuenta y todavía no cobré mi primer sueldo. Si no me llegan a pagar me voy a reír tanto....

JUEVES

Llego puntual a las nueve y dos minutos. Voy derechito a ver a la persona con la que voy a colaborar y me dice que en un ratito arrancamos. Vuelvo entonces a la oficina en la que habitualmente deposito mis cosas, pongo a hacer el café y sigo acomodando los currículums, saco los de enfermería y ubico los sindicatizados y los discapacitados.

Me vienen a buscar y me dedico de lleno a la tarea de dictar códigos para que la otra persona los cargue en el sistema. Es aburrido, tedioso, monótono, pero no me puedo equivocar, le pifio y alguien cobra de menos, o de más. Revisamos todo, hacemos los controles, le dicto más cosas, listados y listados, la gente se convierte en un número y el dinero en un montón de códigos que se suman y se restan.

Llega la hora del almuerzo y salimos a comprar algo a la calle y a respirar. Vuelvo y almorzamos en la oficina. Me entero que alguien le pegó a alguien, y que alguien que no se si es el mismo alguien atropelló a otro alguien. Después controlamos un par de cosas más y me asignan mi primer tarea informática: formatear diskettes. Y no solo eso, además de formatearlos les tengo que pintar lo que tienen escrito en las etiquetas con corrector. Al fin tantas horas de ver Utilísima tienen sentido, quedaron re mononos y re formateados.

Me vuelvo a la oficina, empiezo a armar separadores provisorios y se me ocurre agruparlos con ganchitos de dos patas y arandelas, las carpetas se terminaron y esa opción es más segura que con un clip, además de que las hojas ya están perforadas. Acomodo un par de hojas, guardo todo, tiro lo que es basura, saludo y huyo.

VIERNES

Llego a las nueve menos diez. No hay nadie en la oficina y no tengo llave, así que pido asilo en la oficina en la que colaboré el día anterior. Y me lo cobran con trabajo, hay más listados para controlar y es el último día así que le damos gas.

Termino con eso y me vuelvo a acomodar los currículums, y termino por fin de ponerle los ganchos a todos los enfermeros, la pilita de técnicos disminuyó notablemente porque había muchos que iban para administrativos o para mantenimiento, me falta enganchar esos tres últimos grupos cuando me llaman de nuevo, me van a llevar de paseo al lugar al que se lleva todo depuradito para que se prepare lo que se le paga a la gente.

El camino más corto es salir a la calle y dar la vuelta a la manzana, así que vamos y en el camino me entero un poquito cómo es el circuito. Entramos y voy saludando, llegamos a donde hay que entregar cada cosa, nos firman la copia y nos volvemos. Y seguimos controlando listados porque falta uno solo y si o si tiene que salir hoy.

Llega el momento de almorzar y me toca estar sola. Voy al bufet del entrepiso y no me pierdo, vuelvo, almuerzo, y ahora entiendo el por qué de mi paseo anterior: yo solita tengo que llevar la info que falta para el cierre. Wiiiii!!!! Solita y de una, me empiezo a sentir cómoda, tanto que salgo como estoy, en remera, y llovizna. Sigo el camino que recorrí antes y me asombro de recordarlo y eso que lo hice una sola vez. Entrego los papeles, me firman la nota y me vuelvo, bajo la llovizna que ya casi es lluvia.

Llego a la oficina, pongo a hacer café otra vez y me siento a terminar con los currículums... y termino! Cada pilita terminó acomodada como correspondía y como se podía, las notas están archivadas al día, las copias de resoluciones también. Ya pasa media hora de mi horario de salida, pero no tengo ganas de tragarme el café y salir a caminar bajo la lluvia, así que me quedo un ratito más, me relajo en el sillón y acomodo algunos papeles.

Cuando me estoy por ir me entero que ya me consiguieron un lugar: mi tarea a partir del lunes va a ser redactar, y tengo que aprender rápido, no puedo cometer errores, tengo que analizar (todavía no se qué), en fin, usar un poco más la cabeza. Me cambió de nuevo el horario, pero no me quejo, ya tengo un lugar, una tarea asignada, no voy a madrugar ni voy a salir del trabajo de noche, la gente es amable, dejé definitivamente de ser larva, voy a tener un sueldo a fin de mes, voy a pagar las deudas, mis proyectos abandonados empiezan a reclamar mi atención y tengo la cabeza y las ganas para darles bolilla, voy a ir a ver Cabaret (y Cats y El Fantasma de la Opera, y otra vez Drácula, cuando estén), voy a ir a la Creamfields.

Se cumplirá la frase profética con la que mi viejo empezó un discurso hace más de diez años? Dijo algo como "cuando tengas la misma cantidad de años que yo en la administración pública...". No siguió la frase, le dije "soñá que me voy a pasar tantos años de mi vida acá adentro" (todavía era APN).

Y ahora vuelvo. Pero espero no quedarme para siempre.

2 comentarios:

Una Pepina dijo...

Sali querida, todos los plazos se cumplen no?
Todo termina en la anécdota.
Ahora vas a renegar por otras cosas, pero sobre tacos y con maquillaje ja ja!!!
Te mando un beso y un abrazo muy grande.

Azul de metileno for ever.

Salitou dijo...

Jajajaja siiii!!! Sobre todo por los tacos, del maquillaje estoy perfeccionando la técnica de sacarme la cara de trasnoche en cinco minutos :P. Pero la lluvia me da excusa "con esta lluvia ni en pedo me pongo zapatos". Lástima que si sigue así se me va a ahogar el palito de agua que tengo en el patio :-P
Besos azul cielo despejado ;-)