No se si resurgí de entre las cenizas como el Ave Fenix, con mi fuego intenso, resplandeciente, brillante, caliente como ninguno, fuego que da calor, que abriga, que reconforta, fuego que quema y convierte todo en cenizas, o si las cenizas son la palada con la que sepulté todo otra vez, cenizas que van a salir volando mientras el viento del norte aviva otra vez las brasas de siempre.
Dudas. Dudas y proyectos. Una vida nueva que empieza con toda la fuerza, o la ilusión de El Cambio reflejada en mi espejo de toda la vida, el que se rompió miles de veces en miles de pedazos y todavía continúa firme y entero reflejando la imagen que quiero ver hasta que se cansa y me muestra sin anestesia la realidad.
Volvieron los sueños. Soñé con mi tío que está mal, lo soñé enfermo y empeorando. Y también soñé con un chaman que me venía a buscar, me decía que soy el Fuego, y me llevaba con otras dos personas a buscar al que hacía el mal. El chaman me decía que creyera, que si pasaba como él decía era porque era cierto y tenía que rendirme a mi misma y creerle.
Y pasaba, rodeamos al que hace daño y quiso saltar por encima nuestro, como un inmenso lobo gris de humo y ojos de vacío, y pasó por encima mio, y tiré la cabeza hacia atrás y abrí la boca, y mi fuego lo detuvo, lo envolvió y quedó suspendido en el aire. Lo rodeamos y quiso atacar. Atacar o defenderse, y levanté los brazos y mi pared de fuego se interpuso mientras los otros dos hacían su trabajo. Y el chaman nos miraba a lo lejos, como quien ve una vez más la misma película.
Cuando terminó todo se me acercó y me dijo algo al oído, algo que hizo que sintiera que se me despegaba la piel, que entre yo y mi piel de ahora crecía aire tibio, sentí hormigueo en la piel que se me desprendía, un hormigueo tibio y después nada. Y sentí mi cuerpo livianísimo, flotaba, volaba por donde quería a mi antojo, el cielo y la tierra eran míos.
Y abrí los ojos. "Nos quedamos dormidos! Levantate". Y las palabras finales del chaman se hicieron humo, igual que él y las caras, los nombres y los poderes de los otros dos, pero el rostro del chaman, ese todavía lo sigo viendo y me sonríe, en sus ojos solo hay sabiduría, comprensión, aprobación y cariño.
No se si resurgí de mis cenizas, pero si se que me siento nueva, me siento libre, las ganas de hacer cosas volvieron, la dosis diaria de garombol está firme junto a mi café y mis vitaminas, tengo proyectos otra vez, estoy cambiando mi ambiente, poniéndole más de mi, organizando mi desorden. Otra vez tengo las palabras que los demás necesitan y me salen así de fácil. Pero esta vez también tengo las palabras que yo necesito. Y eso me gusta.
No se si será otra palada de cenizas y de un soplido en cualquier momento todo volverá a ser gris, chato y aplastante. Y la verdad, no importa mucho, porque se que cuando vuelva a soplar el viento del norte las brasas ya no van a ser las mismas.
9.04.2008
Duda existencial
Dijo Salitou a las 01:30:00 6 fantásticos dijeron
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